Gordofobia

Cuando tenía 5 años, por primera vez una maestra de ballet me llamó gorda. Señaló mi pancita de bebé frente a todas las niñas de la clase, y dijo "yo aquí no quiero bailarinas panzonas"… tenía CINCO años.

Unos tres años después , me quedó muy grabado el día en que el pediatra le explicó a mi mamá que yo tenía supuestamente “principios de obesidad” y luego (según él de broma) me dijo que me iba a poner en un trompo de tacos al pastor para ”cortarme todo lo gordito”. Nunca se me ha olvidado lo mucho que me dolió que me dijera eso. Esa imagen me persiguió durante muchos años, y detonó muchas cosas.

Mi mamá (con la mejor de las intenciones) terminó por ponerme a dieta. Tenía 8 años cuando empecé a sentirme culpable de comer cosas ricas. Me metieron a natación y a baile hawaiano y a gimnasia rítmica, hasta recuerdo que algún doctor naturista me mandó unos tés laxantes. Pero nada de eso me hizo bajar de peso, ni tampoco evitó que lxs niñxs me siguieran haciendo bullying "por gorda" en la escuela y en la natación y en la gimnasia rítmica… y sobre todo en el hawaiano.

Lo que sí me hizo todo eso fue ayudarme a desarrollar una dismorfia corporal tan fuerte que aún con el gran estirón de altura que me di a los 14 años, seguí siempre considerando que estaba gorda, y que eso estaba mal, y que mi cuerpo grande era el culpable de todo lo malo que me pasaba. Por supuesto no ayudaban los apodos referentes a mi tamaño que aún hasta en la carrera me siguieron poniendo (también soy muy alta). Tampoco ayudaban los comentarios que tanto hacía (y sigue haciendo) mi familia materna sobre el peso de otras personas, lo que veía en la publicidad, lo que leía en revistas, lo que veía en el cine…

A los 16 años entré a a una prepa del INBA, y me metí al especifico de danza. Al entrar al especifico los profes me hicieron firmar una carta en la que me comprometía a bajar de peso o de lo contrario aceptaba y comprendía que me corrieran de la escuela. Entonces empecé a hacer casi 8 hrs diarias de ejercicio, e hice todas las dietas que pude (he hecho las de los puntos, la de la luna, la de las toronjas, la keto, la de comida de astronauta… todas), y sí bajé un poco de peso, pero no estaba sana. Comía tan mal que mi mamá un día me preguntó si no tenía anorexia. Me reí. “Las anoréxicas son flacas, mamá”. Y pues no, no tenía anorexia, pero sí una alimentación muy desordenada que se convirtió en un TCA y que me estaba trayendo problemas de salud.

Empecé a tener varios déficits vitamínicos, al punto que se me hicieron comunes los desgarres de tejidos (desde musculares hasta la misma piel). Un día, el peor, me desgarré el tendón coxio-femoral en un ensayo. Dolió muchísimo. El doctor me dijo que difícilmente iba a poder volver a bailar, mucho menos profesionalmente.

Me deprimí. Dejé de hacer ejercicio por completo, subí muchísimo de peso de nuevo. De ahí ha sido una historia de dietas-bajar-rebotar-dietas-bajar-rebotar-dietas-bajar-rebotar…

En 2016-2017 incluso llegué a tomar anorexigénicos. Me daban taquicardia y ansiedad, pero estaba flaca y eso me hacía sentir feliz. Más importante era ser flaca que estar bien. Por supuesto volví a subir de peso en cuanto dejé de tomarlos. La constante ha sido siempre el rebote, odiar mi cuerpo, soñar que algún día “ahora sí” seré flaca, y sólo entonces seré válida, seré digna de usar shorts y bikinis, de ser feliz.

Hace un par de años empecé a entender qué es la gordofobia, cómo la tengo (tenemos todxs) bien interiorizada, y cómo la he normalizado tantos años. Entenderlo es un proceso, porque aún sabiendo todo esto seguía haciendo dietas y odiando mis lonjitas y la celulitis en mis piernas. Porque estoy luchando con creencias que tengo muy arraigadas, y que están muy fortalecidas por la sociedad a mi alrededor.

Amigues, la salud no tiene nada que ver con el peso. La gente flaca es genéticamente flaca. Todas las corporalidades son válidas y merecen respeto, y NADIE tiene derecho a opinar sobre el cuerpo de otra persona.

Les pido, no eduquen en la gordofobia a las infancias. Enséñenles a amarse y amar su cuerpo SIN condiciones. Enséñenles (con el ejemplo) que merecen amor y disfrutar la vida y hacer lo que quieran, y vestirse como quieran, sin importar el tamaño de su cuerpo. Busquen médicos que no sean gordofóbicos, lean del tema, escuchen podcasts, escuchen las experiencias la comunidad gorda, reflexionen sobre sus propias experiencias (ya sean gordxs o flacxs), no opinen sobre el cuerpo de los demás, ¡y seamos todos más gentiles con lxs otrxs y más duros con los sistemas!

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