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Diana capítulo 8 (El árbol)

La profunda raíz (como una entraña) rompía la tierra y el concreto, alargaba sus puntas hacia el fondo abismal y hacia la noche luminosa, crecía desordenadamente. Nunca antes ví una raíz como esa, parecía estar luchando contra toda convención arbórea. Más que la raíz de un árbol aquello era su centro, era el árbol mismo, era su extensión infinita. Diana se preguntó cómo era posible la existencia de un ser a la vez tan monstruoso y tan perfecto, pues aún ante la aparente deformidad, su esencia era la de la creación absoluta, quizá él era el único testigo del principio de los tiempos.

Chocolate

  Pienso en tí y respiro. No de la misma forma ni el mismo aire que el resto de la gente. Al pensarte respiro un aire espeso, rico, como chocolate obscuro derretido; respiro un aire que pasa un dedo por mi nuca y me hace correr rápido la sangre, un aire que besa mis cicatrices, que me sostiene entre tus manos y me tiende sobre unos brazos tuyos que imagino... Pienso en ti y respiro chocolate. Y si cierro los ojos me imagino desvistiéndome para ti, y acercando mi piel a tu boca, colándome entre tus dedos, inhalando cerquita de tu cuello, perdiendo el aire en tus brazos. Respiro y pienso en tí, pienso en tí y respiro... y es un círculo virtuoso.

Gordofobia

Cuando tenía 5 años, por primera vez una maestra de ballet me llamó gorda. Señaló mi pancita de bebé frente a todas las niñas de la clase, y dijo "yo aquí no quiero bailarinas panzonas"… tenía CINCO años. Unos tres años después , me quedó muy grabado el día en que el pediatra le explicó a mi mamá que yo tenía supuestamente “principios de obesidad” y luego (según él de broma) me dijo que me iba a poner en un trompo de tacos al pastor para ”cortarme todo lo gordito”. Nunca se me ha olvidado lo mucho que me dolió que me dijera eso. Esa imagen me persiguió durante muchos años, y detonó muchas cosas. Mi mamá (con la mejor de las intenciones) terminó por ponerme a dieta. Tenía 8 años cuando empecé a sentirme culpable de comer cosas ricas. Me metieron a natación y a baile hawaiano y a gimnasia rítmica, hasta recuerdo que algún doctor naturista me mandó unos tés laxantes. Pero nada de eso me hizo bajar de peso, ni tampoco evitó que lxs niñxs me siguieran haciendo bullying "por

Requiem

Crecí gritando niñerías junto a los poemas de mi papá. Él siempre les sonrió a mis niñerías como un buda y las abrazó cariñosamente. Les hizo cosquillas en los pies, les leyó increíbles historias por las noches, les construyó escondites de cartón para que jugaran. “En esta casa juega la alegría” decía en la entrada de la casita que me hizo con la caja de una lavadora (para mí era un portal, una casa en el árbol, donde el árbol eran esos brazos de papá roble-apache). Con el paso de los años, me fue mostrando cómo la poesía, generosa, crecía en todas partes. En sus discos de Chico Buarque, Bob Dylan y los Rolling, en las flores que crecen secretas entre las grietas del pavimento, en la risa de mi mamá, en el ruido que hacían las pantuflas de mi abuela al caminar, en los cantos que claman justicia. Pero, principalmente, la veía crecer todo el tiempo entre sus dedos, bajo su sombrero negro, entre sus pestañas, entre los compartimentos de su mochila.  Papá me fue mostrando mis libros más qu

Carta del Jefe de los pieles-rojas de Siattle

En 1854 el Presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce, hizo una oferta al jefe indio de los de los Pieles Rojas de Seattle para comprarles sus tierras. Esta fue su respuesta: "Jefe de los Caras Pálidas: ¿Cómo se puede comprar el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extravagante. Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que ustedes se propongan comprarlos? Mi pueblo considera que cada elemento de este territorio es sagrado. Cada pino brillante que está naciendo, cada grano de arena en las playas de los ríos, los arroyos, cada gota de rocío entre las sombras de los bosques, cada colina y hasta el sonido de los insectos son cosas sagradas para la mentalidad y las tradiciones de mi pueblo. La sabia circula por dentro de los árboles llevando consigo la memoria de los Pieles Rojas. Los caras pálidas olvidan a su nación y emprenden el viaje a las estrellas. No sucede igual con nuestros muertos que nunca olvidan

¿Qué sabes del Rugby?

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Si nunca lo has jugado quizá lo hayas visto alguna vez en la televisión, o tengas más o menos una imagen de ingleses enlodados, ensangrentados y sin dientes... Aunque el rugby destaca por su rudeza, no sólo se trata de ser fuerte, también se necesita destreza, inteligencia táctica y un buen trabajo en equipo. Fomenta valores como la amistad, el respeto, la inclusión, la humildad, la solidaridad y, bueno... la disciplina. Es divertido, desafiante, leal y sólo tan extremo como tú quieras que sea (al menos yo conservo todos mis dientes y nunca he necesitado puntadas). Ciertamente en México no es uno de los deportes más populares. Llegó a nuestro país en los años ’30, pero sólo lo jugaban extranjeros británicos melancólicos de su cultura. No fue sino hasta 1971 que Mr. Walter Irvine introdujo el rugby en un club atlético en México y dos años después creó la Unión Mexicana de Rugby A.C. que en el 2003 logró la aprobación de la Confederación Deportiva Mexicana. Hoy en día tenemos un eq

Sesenta y ocho voces, sesenta y ocho corazones

Con el fin de fomentar el orgullo, respeto y uso de las lenguas indígenas mexicanas entre hablantes y no hablantes se creó 68 voces, una serie de cuentos indígenas animados narrados en su lengua originaria donde se rescatan relatos orales, ancestrales, de las distintas etnias mexicanas en huasteco, maya, mixteco, náhuatl, totonaco, yaqui y zapoteco. Creados bajo la premisa “Nadie puede amar lo que no conoce”, más de 50 colaboradores dieron vida a este gran proyecto entre ilustradores, animadores, productores, diseñadores, músicos, locutores y traductores indígenas, mientras que la dirección corrió a cargo de Gabriela Badillo Sánchez, de la productora Combo . Mira aquí los cuentos de 68 voces:  68 voces, cuentos lenguas indígenas de México