Diana, capítulo 12



Diana abrió los ojos y trató de recordar, la noche anterior había sido como un sueño, dulce y tal vez húmedo. Recordaba su cuerpo desnudo, recordaba la presencia apasionada, los besos inventados, las palabras ocasionales, el placer, al calor, las manos, los sonidos, el sueño... volteó al otro lado de la cama deseando comprobar con su presencia que no había sido tan sólo un sueño, pero no encontró más que un espacio tibio, una ausencia que lo comprobó de todos modos; se levantó decidida a buscarlo, a encontrarlo en la sala o la cocina, a besarle el cuello y decirle que se sentía como un sol en su cuerpo, pero siguió encontrando su ausencia aparentemente despectiva y burlona, ¡se había ido!, la había dejado ahí desnuda y dormida esperando, ¿y qué esperaba?... una correspondencia, una señal, tal vez un beso... Tal vez ella también tenía mucho que pensar; aún así encontró ofensivo el acto de desaparición... ¿y ahora?, el sueño se estaba esfumando y una mano invisible tomó el corazón de Diana y lo exprimió sin lograr que llorara... llorar... ojalá eso lo resolviera todo.

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