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Love loop

Mira cómo una y otra vez la historia se repite: pertenencia en unos brazos, hartazgo de una de las dos partes, abandono y rechazo versus necesidad y amor, drama, llanto, promesas rotas y eternidades llegando a su fin, soledad y locura. Mira cómo una y otra vez la historia de repite: páginas llenas de la seguridad de felicidad infinita, ruptura de uno o más órganos vitales, vuelco de lágrimas y caricias ausentes, mezcladas, páginas llenas de llanto, soledad y locura. Mira cómo una y otra vez la historia se repite: caricias mágicas reconstructoras del suspiro, gotas derramadoras de recipientes que se prometieron inconmesurables, lucha por el bienestar mental del más débil, gritos de dolor inexistente, existente e intangible, lenta reconstrucción milenaria, soledad y locura. Mira cómo una y otra vez la historia se repite: descubrimiento del único y verdadero amor eterno, enlistamiento de los impedimentos para criarlo, brazos extendidos que ruegan a un muro sólido, rostros desencajados, so...

Tristán y el fuego

Tristán existe, hay evidencias. El fuego, sin remedio, se extenderá sobre su cama Tristán, sin dudarlo, querrá abrazarlo (quizá planea abrazar su propia muerte, antes que el destino se lo impida) ¿Quién va a detener a esos dos miserables? tan inminentemente acelerando hacia la implosión que les espera en el contacto con el otro

Extraviados

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Danzan los extraviados, avanzan con los hombros extendidos, con la frente casi al ras el piso, con lágrimas mojando sus cabellos que se pegan a las mejillas en el afán de sostenerse entre la humedad y los poros... Danzan los dolidos, los desahuciados, los tristes, los abandonados, danzan en círculos caóticos, en pares y en tríos. Se alejan por las calles mal iluminadas, atan sus dedos entre sus cabellos, miran al cielo y lo ven hueco. Gimen los extraviados en su danza tétrica, se miran entre sí, se sienten solos. Se levantan por las mañanas con su danza, hablan con ella en voz alta, la gritan a los cuatro vientos, la murmuran como un rezo, la repiten como un mantra, la olvidan. Danzan en la desesperación por recordarla, y en su imposibilidad la inventan. Ríen dulces creadores, y vuelven a humedecerse, se remojan en tristeza y reaparecen. Danzan los extraviados, esperan así encontrar su camino, y esperan nunca encontrarlo.

Mujer Negra (Fragmento del poema de Nancy Morejón)

Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar La noche, no puedo recordarla Ni el mismo océano podría recordarla pero no olvido el primer alcatraz que divisé Altas, la nubes, como inocentes testigos presenciales Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral Me dejaron aquí y aquí he vivido. Y porque trabajé como una bestia, aquí volví a nacer. A cuánta epopeya mandinga intenté recurrir. Me revelé Esta es la tierra donde padecí boca abajos y azotes Bogué a lo largo de todos sus ríos. Bajo el sol sembré, recolecté y las cosechas no comí. Por casa tuve un barracón yo misma traje piedras para edificarlo. Pero canté al natural compás de los pájaros nacionales Me sublevé. En esta misma tierra toqué la sangre húmeda y los huesos podridos de muchos otros, traídos a ella, o no, igual que yo. Ya nunca más imaginé el camino a Guinea (...)

LLévelo llévelo

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Un verdadero honor estar entre autores geniales como: Leonora Carrington, Eduardo Casar (reverencia), Eduardo Langagne, Hernán Lavín Cerda, Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer... entre muchos otros Los mejores poemas mexicanos , (Selección: Elsa Cross), Ed. Joaquín Mortiz, México, 2006

Cuenticos de Cortázar

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Instrucciones para cantar. Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese . Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo. Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann. Tristeza del cronopio. A la salida del Luna Park un cronopio advierte que su reloj atrasa, que su reloj atrasa, que su reloj. Tristeza del cronopio frente a una multitud de famas que remonta Corrientes a las once y veinte y él, objeto verde y húmedo, marcha a las once y cuarto. Meditación del cronopio: "Es tarde, pero menos tarde para mí que para los famas, para los famas es cinco ...

No te salves

No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora ni nunca no te salves no te llenes de calma no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer los párpados pesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo. (Mario Benedetti)

Alforja, revista de poesía... diez años insistiendo que la poesía es inútil pero necesaria

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Diana, capitulo 5

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Diana se despertó adolorida por la caída... no sabía cuanto tiempo había estado inconsciente pero sí tenía una clara noción de que estaba en un hospital, se lo decían los olores estériles y desinfectados, las sábanas extrañas, la luz y el blanco. Estiró un brazo y contempló sus largos dedos a lo lejos... ¿así que esos eran sus límites?

Diana, capitulo 17

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Pintura de  Lily Greenwood Diana no quizo abrir lo ojos a pesar de que ya estaba despierta, prefirió hundirse un rato más el la comodidad de las gentiles sábanas y fingir que seguía dormida (aunque para su engaño no había víctima). Percibió la luz a través de sus párpados cerrados que dejaban pasar un aura rojiza que le hacía traer recuerdos de siestas de la infancia y días de playa. De pronto una sombra aleteante pareció perturbar el aura rojiza, abrió los ojos rápidamente y sin moverse buscó con la mirada al rededor de su campo visual, unos segundos después volvió a pasar un aleteo por encima de su cabeza, esta vez ya no fue una sombra, era amarillo. Volteó y lo volvió a descubrir flotando desprecocupadamente por encima de su cara y de la almohada, ¡era una mariposa! pero ¿cómo había entrado?... revisó la única ventana de su cuarto, su única puerta y su único agujero en al pared, no parecían darle explicaciones al allanamiento de la mariposa. Penso que el asunto era un m...

nueve

uno encendí una vela en tu nombre esta noche, el fuego alcanza mis pestañas y las lame con suavidad, con su única lengua parpadeante dos esas manos que te cubren el rostro no son las mías, y sin embargo (en mi cuento) un par de risitas se nos escapan tres cada vez que ves que respiro cada vez que respiro cada vez reapareces cuatro se quedó ahí tirada con los huesos rotos frustrada de movimiento y de lejanía cinco decidí mirarte fijamente decidí pronunciar, para ti, mi nombre decidí conocer tus labios, tu cuerpo, tu alma decidí tomar el corazón que me ofreciste decidí dejarte al día siguiente seis - ¿en dónde estoy? - ¿pues en dónde vas a estar? ¡en tu cama! - ¿es esta mi cama? - sí, ¿qué no la reconoces? - no, nunca la había visto antes (¿crees en el destino y en los maleficios?) siete Al principio creaste mi vientre y mi pecho Dijiste "hágase tu corazón" "háganse tus manos" "hágase tu rostro" "hágase tu voz" hágase tu perdición... ocho una gota ...

Palenque

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Llegamos respirando fuerte, agitados, sudando y frunciendo el ceño por el sol … pero llegamos, y sólo por lo que vimos valió la pena, por sentir el corazón latiendo fuerte en el pecho, por sentir el fresco de la piedra y la sombra, por ver el rostro de los otros junto al nuestro. Saqué de mi alforja un cuaderno y unos colores y decidí capturar alguna imagen de la cima del templo de la cruz. Dos niños se sentaron a observar mi caja de colores mientras yo dibujaba, me pidieron que les regalara un “pénsil” (les di el azul y el morado); Los dos van descalzos y se nota que les gusta… a mi también me gustaría haber andado mi infancia descalza sobre las ruinas, sintiendo la belleza y el dolor entre los dedos.

VIII Congreso internacional de poesia y poetica

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"Amaneceres del husar" (fragmento)

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Del libro "Amaneceres del Husar" de la autoría de Eduardo Casar , cito un fragmento del capítulo "Encuentro con el trolebús" "El trolebús se hizo a la parada. El Husar, al abordaje, afanoso como un elefante equivocado. Pagó. Otra vez. Una vez más. De nuevo. Ahora sintió que algo se traía entre manos: era el boleto. (...) Una viejita le clavó muy hondo su mirada azul. El Husar tuvo que aprovechar la quietud de un alto para extirpársela del ojo donde se le había clavado, muy lente de contacto. La viejita se levantó para cederle el asiento, diciendo algo completamente intraducible (hay que tomar en cuenta la edad de la señora y la ley de Quilis según la cual es el mínimo esfuerzo el que empuja la lengua). --Gracias señora --se defendió el aumentado aceptando agregando: --Ya no hay caballeros. --Ya no --contestó la viejita con un dejo de firme tristeza en la voz y en el gesto otro dejo más o menos igual. --¿Le llevo sus cosas? --correspondió el Husar. -...

Diana, capítulo 12

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Diana abrió los ojos y trató de recordar, la noche anterior había sido como un sueño, dulce y tal vez húmedo. Recordaba su cuerpo desnudo, recordaba la presencia apasionada, los besos inventados, las palabras ocasionales, el placer, al calor, las manos, los sonidos, el sueño... volteó al otro lado de la cama deseando comprobar con su presencia que no había sido tan sólo un sueño, pero no encontró más que un espacio tibio, una ausencia que lo comprobó de todos modos; se levantó decidida a buscarlo, a encontrarlo en la sala o la cocina, a besarle el cuello y decirle que se sentía como un sol en su cuerpo, pero siguió encontrando su ausencia aparentemente despectiva y burlona, ¡se había ido!, la había dejado ahí desnuda y dormida esperando, ¿y qué esperaba?... una correspondencia, una señal, tal vez un beso... Tal vez ella también tenía mucho que pensar; aún así encontró ofensivo el acto de desaparición... ¿y ahora?, el sueño se estaba esfumando y una mano invisible tomó el corazón de...

Lejanía

Mi alma se quedó agarrada de sus huesos se estira entre ellos y yo por miles de kilómetros se hace delgada como una hoja y amenaza con romperse Estoy siendo tortutada en un potro trasoceánico.

Diana, capitulo 3

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Diana descubrió que la observaban desde el edificio de enfrente, se quedó ahí junto a su ventana, mirando la sombra que se asomaba desde ese otro departamento, ¿qué querría ver la sombra? Diana se soltó el largo cabello negro, se subió al grueso marco de la ventana y dejó colgar los pies por fuera, en el aire helado de invierno. Vió pequeñas calles abajo, las personitas (representando tan bien a un hormiguero), los cochecitos (representando también a algún insecto) y le gustó pensar que la sombra que la observaba tenía un nombre, le puso un nombre, y cuando alzó de nuevo la vista para reconocer a la sombra recién bautizada y ya no pudo localizar su ventana (¿cuál ventana?). Lo siguiente que recuerda es estar cayendo l e n t a m e n t e

Historia de amor #1

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El espejo me vió y supimos que estaba prohibido aceptar nuestra existencia (¿o era mi imaginación y era tan sólo un espejo?) Así como sin querer, cuando pensaba que no nos miraban, rozaba con mi hombro su suave marco plateado, le dejaba sentir mi cuerpo sobre su fría superficie, tocaba sin querer su base con mi pierna desnuda... Creo que el espejo también se daba cuenta de que yo existía (¿o sólo lo imaginé?), me daba cuenta cuando me devolvía mi reflejo antónimo y dejaba que me acercara de vez en cuando, pero siempre inherte como advirtiéndome de la imposibilidad de nuestros encuentros que nunca llegaron a concebirse más que en mis sueños diurnos. Así fue como la gente comenzó a creer que no estaba obsesionada con ningún objeto, que estaba curada, y me dejaron libre...

Apocalipsis

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Y el Hombre se pregunta qué está haciendo mal... y se toca la cabeza con la palma de la mano y mira aquella escena desastrosa... Se pregunta si todavía hay solución, si tendrá las fuerzas suficientes para resolverlo todo, si alguien quedará con vida, si quedará alguien para culparlo por todo o para perdonarlo, o para amarlo, o para quererlo, o dejarlo o matarlo... El Hombre mira todo lo que alguna vez amó, destruído, amontonado, muerto... recoge un pedazo de papel del suelo sucio y pegajoso, descubre que hay algo escrito... lo lee lentamente, con miedo de descubrir que lo que imaginaba se vuelve cierto... El Hombre sabe lo que ha hecho mal, y no puede arreglarlo.